iel, y no se habían olvidado algunos de esos perritos panzudos y de pelaje rojizo que se cebaban con orujo de aceitunas, plato cartaginés que abominaban los demás pueblos. La novedad de los manjares excitaba
o transportistas profesionales, se les ofrezca, una vez que han acabado de descargar, algo de vino u orujo o queso y pan. Con Barthli surgía siempre una pequeña discusión. Cada vez que tenía que poner un cru